MARTES 5

¡Cállate y sal de ese hombre! (v. 35)

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4, 31-37)

En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.

Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: «¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios».

Pero Jesús le ordenó: «Cállate y sal de ese hombre». Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: «¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

Palabra del Señor.

El asombro que provoca Jesús: ¿qué tendrá su palabra?, y que depende de lo que hace y realiza (v. 36), nos implica también a nosotros: nuestra palabra, ¿tiene algo que provoque asombro?

Hemos recibido la fuerza del mismo Espíritu, pero… ¿somos capaces de enfrentar el mal del mundo, silenciarlo y ponerlo fuera?

Mario A. Hernández Durán, Teólogo.