DOMINGO 11

DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO

VER

¿Por qué seguimos creyendo, aun hoy, que ser cristiano, o católico, es un privilegio o representa un status de exclusividad? Las razones y los argumentos son muchos, los conocemos de sobra. Allí están, haciendo ruido, sustentado formas inadmisibles de concebir el evangelio y, pero aun, sin tener como fuente al mismo evangelio.

Un cristianismo que se ha sentado en la silla del acusador y se ha plantado como juez del mundo; que mide todo con pre-juicio y sospecha de pecado; confunde lo sagrado con lo exclusivo, y no deja a Dios ser Dios.

Algunos de la Iglesia miran con desprecio al Papa de los zapatos viejos, que charla y como con obreros y migrantes; que habla con amor y sencillez a los hombres de todo el mundo, no importando raza, lengua, religión o condición. Que abre su corazón a homosexuales, indecisos y ateos. Un Papa que, más allá de estar desacralizando la Iglesia, intenta cristianizarla y nos invita, como Jesús a sus discípulos, a salir e ir allá donde muchos no han querido llegar.

ILUMINAR

Vete de aquí, visionario… (Am 7,12).

Así increpaba el sacerdote Amasías al profeta Amós, a quien Yahvé envió a profetizar y denunciar las injusticias cometidas contra los pobres y desposeídos; echar en cara la infidelidad cometida contra Dios a causa de las idolatrías.

El Señor lo sacó de entre el rebaño (v. 15); no eligió a un hombre prestigiado ni poderoso, ni siquiera a uno de entre los profetas. Puso su confianza en un pastor (cf. v. 14), en la sencillez y la humildad de un hombre fiel, que ha sentido el peso del trabajo, las carencias y la incertidumbre de la vida. Y es allí donde Dios pone su mirada y los fundamentos de su Reino.

Del mismo modo, Jesús envía a los doce, sin nada para el camino, excepto lo estrictamente necesario. El anuncio de la Buena Nueva es un testimonio fraterno y comunitario: de dos en dos (v. 7), y no depende de las seguridades humanas, bastan un bastón y sandalias para el camino (vv. 8-9).

No promete éxitos ni privilegios, el único poder que les otorga es para enfrentar los espíritus inmundos (v. 7). Es decir, espíritus que engañan y van en contra del Proyecto de Dios; por eso, si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos (v. 11).

¿Qué ha podido pasar para distanciarnos tanto de aquel proyecto inicial de Jesús?¿Dónde ha quedado el encargo del Maestro? ¿Quién sigue escuchando hoy sus recomendaciones?

Basta un amigo, un bastón y unas sandalias para adentrarse por los caminos de la vida, anunciando a todos ese cambio que necesitamos para descubrir el secreto último de la vida y el camino hacia la verdadera liberación.

Aquí hay algo que no podemos eludir. El evangelio es anunciado por aquellos que saben vivir con sencillez. Hombres y mujeres libres que conocen el gozo de caminar por la vida sin sentirse esclavos de las cosas. No son los poderosos, los financieros, los tecnócratas, los grandes estrategas de la política los que van a construir un mundo más humano (José Antonio Pagola).

ACTUAR

Una cosa es clara y no hay duda en ello: hemos sido elegidos y enviado para amar.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor…, y después de creer, han sido marcados con el Espíritu Santo prometido (Ef 3,1-4.13).

Mario A. Hernández Durán, Teólogo.