JUEVES 4 DE MAYO

Santos Felipe y Santiago, apóstoles

Quien me ve a mí, ve al Padre (v. 9)

El único dato que se conserva acerca de Santiago es que pertenecía al grupo de los doce Apóstoles. Felipe, lo mismo que Pedro y Andrés, era oriundo de Betsaida y había sido discípulo de Juan Bautista. En la Última Cena le dijo a Jesús: “Señor, muéstranos al Padre”. El Señor le contestó: “Felipe, quien me ve a mí, ve también al Padre”. (Misal de mayo 2023, Buena Prensa)

Lectura del santo evangelio según san Juan (14, 6-14)

En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto».

Le dijo Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta». Jesús le replicó: «Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.

Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre»
.

Palabra del Señor.

En nosotros se refleja el rostro del Padre

La inquietud de Felipe y del resto de los discípulos de querer “ver” al Padre, representa esa inclinación humana de materializar todo y hacerlo evidente a los sentidos para comprobar y creer. Para ellos, en ese momento, la solución fue relativamente sencilla: Quien me ve a mí, ve al Padre (v. 9); para nosotros, por el contrario, el panorama es distinto…

Nuestra actitud de fe tiene que ir más allá de lo material y descubrir el rostro del Padre en las obras (vv. 10-11) de Jesús: amar, perdonar, curar, liberar, acoger, compartir, sonreír, levantar, escuchar, compadecerse, acompañar, dar la vida Y, además, hacer de ellas nuestro proyecto de vida, de tal manera, que en nosotros los demás vean al Padre: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores(v. 12).

La ruta es muy clara, pero requiere que nosotros comencemos desde dentro, desde la profundidad del corazón, acogiendo las palabras del Señor: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie ve al Padre si no es por mí (v. 6).

Mario A. Hernández Durán, Teólogo.