MARTES 10

  • Jn 12,24-26

Como grano que muere

Una vida apegada a la propia satisfacción, es como el grano que no muere y no da fruto; es una vida infecunda. En cambio, quien entrega su vida sin límites, dispuesto a seguir al Señor donde quiera que esté, es como el grano que muere y produce mucho fruto (v. 24).

El amor a sí mismo es negación del amor que nos propone Jesús: un amor que no se amolda a los lineamientos del mundo, abierto al servicio del hermano.

El que me sirve será honrado por mi Padre (v. 26).

Mario A. Hernández Durán, Teólogo.